MOCHILA

Durante la marcha se exige al cuerpo la ejecución simultánea de varias funciones, como son el movimiento de brazos y piernas, balanceo de los hombros y del tronco, rotación de las caderas, etc. Por este motivo, para un óptimo transporte, la mochila debe adaptarse a nuestra morfología y a la utilización que vayamos a darle.
El desarrollo de una mochila eficaz, exige profundos conocimientos de los principios de biomecánica y ergonomía, así como intensas pruebas sobre el terreno para comprobar el resultado.
El sistema de porteo ideal requiere repartir bien la carga y evitar la presión de ésta sobre nervios, vasos sanguíneos, músculos y huesos. De este modo obtenemos comodidad y al limitar el movimiento de la carga, mejoramos nuestra estabilidad y aprovechamiento de la energía.
Existen diversos materiales que se utilizan para la confección de una mochila, aunque el más utilizado, debido a su ligereza y resistencia a la abrasión, es la Cordura®. El Kevlar© es mucho más resistente, pero al ser mucho más caro se utiliza en muy poca proporción.
Los bolsillos laterales aumentan la capacidad de carga, aunque, por contra, desestabilizan la marcha y dificultan el paso por lugares estrechos. Algunos modelos disponen de bolsillos accesorios que pueden adaptarse a las cintas porta-esquís.

USO Y CONSERVACIÓN DE LA MOCHILA

Los siguientes pasos te asegurarán la máxima comodidad:
1. Afloja todas las correas de la mochila y abrocha la de la cintura para encajar firmemente la cadera. La correa de la cintura está diseñada y sujetada anatómicamente, de tal modo que se creen unos pocos grados de rotación que acompañan el movimiento natural de caminar.
2. Aprieta las correas de los hombros y las correas estabilizadoras situadas más arriba, hasta que la mochila se sienta cómoda. Las correas estabilizadoras pueden ser ajustadas durante la marcha para ajustarse al ángulo del terreno: apriétalas en los descensos y para la máxima estabilidad; aflójalas cuesta arriba. Las correas de los hombros están diseñadas para curvarse alrededor de los hombros, lo que reduce el esfuerzo de los músculos del cuello y hombros.
3. Aprieta los estabilizadores de la cadera para ajustarlos.
4. Ajusta la correa elástica del pecho para una máxima comodidad.
Las correas compresoras hacen muy versátil tu mochila, porque se puede modificar el volumen para ajustarse a cualquier actividad. Apretando las correas puedes convertir una mochila grande en una de paseo. Muchas mochilas también tienen un sistema de división interna que permiten organizar la carga. Este sistema es removible y puedes escoger entre una mochila con uno o dos compartimientos.

MANTENIMIENTO


Guarda siempre tu mochila en un lugar seco y bien ventilado. Deja secar el lodo y la suciedad antes de removerlos con un cepillado suave. El aceite y las manchas pueden ser removidas con un limpiador a base de jabón neutro y restregando suavemente. Los solventes y el agua de mar deben ser removidos enjuagando con agua limpia.
Los detergentes y las máquinas de lavar pueden dañar la cobertura impermeabilizante del tejido.

CÓMO AJUSTAR LA MOCHILA AL CUERPO

· Una vez cargada a la espalda, la cruz formada por el inicio de las hombreras debe coincidir entre los homóplatos de la espalda (fig.1). En los modelos que no dispongan de estabilizadores, esta zona podrá quedar un poco más elevada, dependiendo de la morfología de cada usuario.

· Cerraremos el cinturón (fig.2). Su posición corresponderá con la parte superior de la pelvis. Tensaremos de forma que exista contacto por todo el contorno de la cintura.
· Tensaremos los ajustes laterales del cinturón (fig.3), hasta que no exista balanceo de los bajos de la mochila.
· Tensaremos las hombreras (fig.4) hasta notar que existe contacto en toda la zona del pecho, hombros y preferiblemente también el inicio de la espalda.
· Tensaremos los tirantes superiores de las hombreras (estabilizadores), de manera que se anule el balanceo de la parte alta de la mochila y teniendo la precaución de que no moleste al giro de la cabeza (fig.5). Para mejorar la inmovilización de la carga resulta muy útil la cinta de pecho.

CONSEJOS


· A causa de las costuras, es imposible que una mochila tradicional sea completamente estanca. La utilización de bolsas interiores estancas o el empleo de una funda exterior impermeable (cubre-mochilas), garantizará mantener su contenido seco.
· Distribuir el material en bolsas de plástico de distintos colores, mejora la disposición en el interior de la mochila y facilita una rápida localización.
· Impermeabilizar la mochila periódicamente ayudará a su conservación, evitando la penetración de la humedad.
· En determinadas ocasiones (en caso de alud o caída al agua), sistemas que te permitan desembarazarte rápidamente de la mochila, pueden ser de gran utilidad.
· Las varillas metálicas extraíbles que tienen en sus espaldas algunos modelos de mochilas pueden ser utilizadas para una emergencia para improvisar una tablilla inmovilizadora en caso de romperse el hueso de una extremidad